lunes, 1 de abril de 2013

Un mundo sin Europa





Europa vive actualmente un proceso de decadencia que se hace latente en la putrefacción de cada uno de los elementos de su cuerpo. Lo que era la punta de lanza del progreso hoy no queda nada.

Y es que no es solo los elementos de falta de un liderazgo claro en la izquierda europea para poder enfrentarse a los poderes de la Troika sino incluso la falta de una fuerza liberal en los países del Sur para defender a sus sociedades frente a la precariedad hace insostenible ya el sistema. Haciendo que los europeos sean ofrecidos al mercado en una mala puesta en escena del Sacrificio de Abraham.

Lo que ha sucedido en Chipre, aunque mucho euroescépticos traten de señalar que la política adoptada fue impensable, es la muestra de la poca imaginación que tienen estos y en como, sin embargo, forman parte de esa maquinaria en la que su proyecto no ofrece una solución revolucionaria dentro del marco institucional sino que todo lo contrario, ofrece una vuelta al modelo neoliberal de los años ochenta y por lo tanto fuera de toda razón.

Pensemos por un momento que lo importante en todo lo sucedido en Grecia, Portugal, Irlanda, Italia, España y Chipre no es que ha puesto en duda la legitimidad de Europa dentro de Europa sino que ha dado una ventana de oportunidad para que los países emergentes, los ya llamados BRICS pudieran poner en duda las posibilidades de Bruselas, Paris y Berlin de resolver la cuestión del euro, es decir lograron de una manera mas que eficaz poner en duda la legitimidad y la hegemonía de Europa dentro de Europa fuera de Europa. 

Antonio Gramsci sostenía que el problema de cuando el viejo mundo esta muriendo y el nuevo tarda en aparecer lo que surge son los monstruos. Y dentro de la lectura de la izquierda internacional tendría que ver el hundimiento del Sur ya no como el proceso normal dentro de la lógica del capitalismo donde la explotación de una zona es necesaria para poder conseguir una plusvalía sino como un síntoma de la inexistencia de una izquierda saludable que logre contenerlos. Y es que los chipriotas tuvieron  que acudir a Moscú en un momento de amnesia institucional ya que ninguna de las agrupaciones de izquierda dentro de Europa podían tender una mano.

La deslegitimación de las instituciones occidentales por parte de los occidentales abre no solo la ventana de oportunidad por parte de los países emergentes en el Sur de America y de Asía para hacerse con el poder y dar un golpe de timón en la historia sino que abre, y esto es lo mas importante, lo que la URSS inicio y no logro culminar y es ofrecer dentro del discurso liberal las contradicciones necesarias para una revolución social. 

Si las revoluciones institucionales dentro America Latina abrieron una nueva etapa y lograron conglomerar a los progresistas en todo el mundo ahora la revolución institucional ofrecida por los BRICS es sin duda un balón de oxígeno para la izquierda y un foco de alerta para los poderes hegemónicos ya que son los únicos que ofrecen una opción seria y real ante el FMI, el Banco Central Europeo y la Reserva Federal.  

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